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jueves, 17 de enero de 2008

Alertan que 200 mil alumnos van a la escuela sobremedicados

En un documento, más de mil expertos argentinos denunciaron que hay sobremedicación. Y que se diagnostica mal el “Trastorno por Déficit de Atención". Preocupación en los ministerios de Salud y Educación. Preocupados por el auge que tomó en los últimos años la patologización y medicalización de la infancia, más de mil docentes, pediatras, psicólogos, psicopedagogos, neurólogos y psiquiatras firmaron un documento en el que alertan sobre la gravedad de estigmatizar y unificar a un montón de chicos distintos con un mismo diagnóstico: Trastorno or Déficit de Atención (ADD). “Asistimos a una multiplicidad de diagnósticos psicopatológicos y de terapéuticas que simplifican las determinaciones de los trastornos infantiles y regresan a una concepción reduccionista de las problemáticas psicopatológicas y de su tratamiento", dice el documento, que fue enviado a los ministerios de Salud y Educación.
“Cada día hay más chicos medicados. Es una barbaridad", dispara la psicopedagoga Gabriela Dueñas, una de las expertas que firmó el documento. Este grupo de profesionales asegura que hay 200.000 alumnos medicados, el 2,5% de los 8 millones que cursan actualmente el nivel primario y medio en el país.
El DSM IV es un manual creado en los 90 por psiquiatras de EE.UU. que explica distintas patologías de modo que cualquiera las pueda entender. “Por eso todos manejen los términos panic attack, TOC (trastorno obsesivo compulsivo), bipolar. Algunos maestros hablan así, y Juancito pasa a ser un TOC, María una bipolar, y Luisito un ADD. Se los etiqueta y se les hace perder la identidad", explica Dueñas.
Hay varios cuestionarios que circulan por colegios y hospitales. Se pregunta sobre la conducta de los chicos, se suman los puntos de las respuestas y así surge el diagnóstico. Las preguntas son del tipo ‘¿El chico está como en la luna? ¿Sus trabajos son desprolijos?’… Si da ADD, en la mayoría de los casos, el paso que sigue es la medicación. Y la medicación que se da en estos casos es peligrosa, requiere receta por triplicado, como la morfina.
La más común es la Ritalina. La droga base es el metilfenidato, un estimulante que hace que mientras dure el efecto el chico esté hiperconcentrado. “Esta droga estaba de moda en los 70, los estudiantes universitarios la tomaban para estar despiertos, pero se dejó de usar por sus efectos adversos —asegura Dueñas—. Cierra el apetito, da dolor de cabeza, trae problemas urinarios, derrames cerebrales, riesgos cardiovasculares y hasta muerte súbita” .
“Todo chico que presenta dificultades con su atención, es hiperactivo o impulsivo puede ser englobado en la clase de los ADD. Y pasa a ’ser’ ADD", opina Juan Vasen, psiquiatra infantil. Cuenta que pusieron a prueba uno de estos cuestionarios en el Policlínico de Neuquén: sobre 1300 alumnos, el 48% padecía ADD. “Algo falla en este método…", ironiza Vasen. Habla de la moda del “hágalo usted mismo", en vez de buscar ayuda profesional.
“El tema ADD se transformó en una bolsa de gatos. Hay una tendencia a homogeneizar en lugar de identificar. Atrás de estos chicos ‘que se portan mal’ puede haber situaciones de duelo, violencia doméstica, mudanzas, divorcios. Y en lugar de indagar en el problema, de interpretarlo, de analizarlo, se lo tapa con pastillas", dice el psiquiatra.
Desde que llegó el documento al Ministerio de Salud se formó una comisión especial para analizar el tema. “Hay una clara sobremedicación. Vamos a alertar a la población. Hay problemas que deben resolverse con diagnósticos serios, y no con pastillas", dice Ana Speranza, directora nacional de Salud Materno Infantil.
Por su parte, la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos) acaba de sancionar la Disposición Nø 2123, mediante la cual estableció que los prospectos de las especialidades medicinales indicadas para el tratamiento del ADD deberán incluir un nuevo texto de indicaciones, precauciones, contraindicaciones y advertencias. “La norma surgió como fruto de un trabajo conjunto entre profesionales de la ANMAT y de la Dirección Nacional de Salud Materno Infantil. El objetivo de este trabajo compartido es promover un mejor abordaje para el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad, la cual requiere un abordaje multidisciplinario desde los aspectos psicológico, pedagógico, social y terapéutico", dice un comunicado de ANMAT.
El Ministerio de Educación también tiene novedades sobre el asunto. “Estamos terminando un material que vamos a presentar en el segundo semestre a los equipos técnicos que hacen de apoyo a las escuelas de todo el país. Lo que buscamos es contribuir a pensar de otro modo, es decir, a que no se instale esta idea de que cualquier chico es ADD y hay que medicarlo", dice Alejandra Birgin, subsecretaria de Equidad y Calidad Educativa.
Una crítica frecuente a la educación es que no adaptó su estructura —antigua, para muchos— al tiempo vertiginoso actual. “Es el gran desafío: trasmitir saberes culturales y a la vez adaptarse al nuevo tiempo, pero la escuela tampoco tiene que tener ritmo de video clip —opina Birgin—. Hay que comprender a la infancia de hoy, pero sin renunciar a la función esencial de la escuela".
Mariana Iglesias
A FAVOR Y EN CONTRA
En contra
León Benasayag, neuropediatra, considera inadecuada y riesgosa para la salud de los pacientes la utilización de medicación para tratar el llamado ADD, sobre todo en niños. “Carece de un origen definido, o único, pues no existe una base genética, tampoco es una entidad clínica determinada, ni por su sintomatología o evolución, y no tiene pruebas científicas que lo documenten. El llamado ADD no es una enfermedad ni un Síndrome. El llamado ADD es una agrupación de características o circunstancias, que pueden aparecer por múltiples causas, ser transitorios, y variables en su evolución. No existen pruebas de un gen específico que la determine y tampoco existen estudios valederos sobre el factor hereditario".
A favor
Claudio Michanie, jefe de la Sección de Niños y Adolescentes del Departamento de Psiquiatría del CEMIC, opina que la medicación es necesaria. “Lo fundamental es que el diagnóstico esté bien hecho", aclara. Asegura que el 80% de los casos de ADD tiene origen genético: “Está relacionado con un disbalance en la producción cerebral de dos neurotransmisores: Dopamina y Noradrenalina. Y estudios de metabolismo cerebral evidenciaron menor actividad metabólica en la base de la corteza cerebral frontal". Para Michanie, el ADD “tiene base biológica y no psicológica". Dice que “quienes llegan a la adultez sin haber recibido tratamiento muestran una tasa de abuso de alcohol y drogas que duplica la de la población que no sufre el trastorno".
Tarea doble
Hijos de la estimulación tecnológica, los chicos tienen la “capacidad” de enviar mails, mensajes de textos, mirar la tele, escuchar música y estudiar al mismo tiempo. Esta generación multitarea, formada a la velocidad del chat, “se conecta con varias cosas pero no profundiza en nada", se quejan algunos maestros. Giovanni Sartori, en “Homo Videns. La sociedad teledirigida", sostiene que “la televisión es la primera escuela del niño: la escuela divertida que precede a la escuela aburrida". En las aulas se impone un desafío: repensar la enseñanza. Hablar de la cultura mediática de los alumnos (y no sólo de la académica) es ponerlos a ellos también en un lugar del saber. Un puente para que grandes y chicos se involucren juntos.
El debate también llegó a la TV
En los Estados Unidos el trastorno por déficit de atención es casi un tema nacional. Allí se estima que el ocho por ciento de los estudiantes está medicado. Así que el problema ya fue tratado por varias de las series de televisión más populares.
Un caso es el de Los Simpsons. Hubo un capítulo en el que Bart fue medicado para controlar su mal comportamiento escolar, pero la medicación no sólo que no cumple con el efecto esperado sino que le causa un sinnúmero de malestares físicos, además de ponerlo extremadamente paranoico.
South Park es una serie que con un lenguaje y situaciones poco amables cuenta la vida de cuatro chicos de tercer grado de un colegio de Colorado. Un capítulo estuvo enteramente dedicado a contar lo malo que eran los efectos de la Ritalina.
Amas de Casa Desesperadas también trató el trastorno. La maestra de los mellizos (dos de los cuatro hijos de Mercedes Morán, en la versión argentina) insiste en que los nenes tienen ADD. Los deriva a un médico, que recomienda medicación. Al comprar las pastillas la madre se siente culpable de dárselas a los chicos y comienza a tomarlas ella. Lo que ocurre es que se vuelve adicta a la medicación.

Diana Baccaro