“Denunciar el mundo"

"Ante tanta crueldad con víctimas sin poder de autorepresentación y que se desarrollan en estado de indefensión, trabajar por y con ellas significa denunciar el mundo” (Eduardo Bustelo Graffigna )

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jueves, 17 de enero de 2008

Niños y Niñas en situación de riesgo social

Dr. Flavia Raineri para Educrianza

Los que trabajamos con niños, niñas y familias sabemos que la situación de la infancia está lejos de ser la situación ideal que muchos imaginan. A pesar de que los indicadores macroeconómicos han mejorado en los últimos años, esta situación no se ve reflejada en la realidad que rodea a la población infantil y es preocupante el aumento de la brecha entre los que tienen más y los que tienen menos. La inequidad golpea fuertemente a los más pequeños y sus familias; los indicadores económicos, de salud, de educación, son peores en las familias con niños pequeños.
En este escrito, nos vamos a referir, a la situación nutricional de los niños y niñas menores de 2 años de la provincia de Buenos Aires –Argentina- en especial a los que viven en situación de alta vulnerabilidad por estar en situación de pobreza. Sin embargo, los indicadores nutricionales pueden ser utilizados como trazadores de la situación de la niñez.
Acordamos con el concepto de desarrollo integral, el mismo plantea la importancia de la nutrición, la salud y el desarrollo psicomotor y de las interacciones entre los 3, sabiendo que actúan recíprocamente entre si.
También nos interesa destacar la relación entre nutrición temprana y educabilidad.
¿Qué posibilidades tienen de aprender los niños y niñas que ingresan a la escuela, si padecieron problemas nutricionales en la primera infancia1?
Hoy conocemos la influencia de las carencias nutricionales en etapas tempranas de la vida, sobre el desarrollo del cerebro y sobre la capacidad de aprendizaje.
En especial de la anemia nutricional padecida en los 2 primeros años de la vida, y el retardo del crecimiento en talla.
La situación nutricional expresa una compleja red de situaciones multidimensionales en la cual viven y se desarrollan los niños y niñas.
Los problemas nutricionales son un emergente de una serie de situaciones de carencia que sufren grupos de niños y niñas.
Presentamos los datos nutricionales obtenidos en el proyecto “Uniéndonos por la salud de nuestros pibes”, que fue realizado en 5 municipios de la provincia de Buenos Aires, Argentina, durante el año 2005-2006 por el Programa Materno Infantil del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires y UNICEF argentina. Se efectuaron mediciones de alrededor de 1200 niños y niñas menores de 2 años pertenecientes a familias en situación de alta vulnerabilidad.
En este estudio se utilizaron los nuevos estándares de la Organización Mundial de la Salud1.
La OMS ha creado un nuevo estándar de referencia que presenta algunas características importantes. Lo más interesante es que considera la alimentación del niño pequeño, en especial la lactancia materna, pero también las condiciones ambientales que apoyan el crecimiento normal. Por ejemplo, tiene en cuenta la ausencia del consumo de tabaco en la madre, la atención de salud del niño (atención pediátrica normalizada, inmunizaciones), entre otros factores.
Este nuevo instrumento es considerado el “gold estándar” para hacer el seguimiento del crecimiento, ya que tiene en cuenta condiciones de vida de los niños. Se enmarca dentro del enfoque de derecho, pues cuenta con una visión más amplia sobre las problemáticas nutricionales. Al utilizar estas nuevas tablas, los datos del proyecto Uniéndonos cambian sustancialmente ya que, según las tablas anteriores, una parte de la población quedaría registrada como “normal” y, en consecuencia, este grupo se vería privado de la atención y del interés que la comunidad debe prestar a todos los niños que no crecen adecuadamente. Los nuevos estándares de la OMS son prescriptivos, pues muestran cómo deberían crecer los niños y las niñas con condiciones básicas aseguradas.
Es obligación del Estado velar para que estas condiciones básicas estén al alcance de todas las familias. Se hace necesaria, por lo tanto, la adopción del nuevo estándar de la OMS para evidenciar un problema que existe, y partir de estos datos para trabajar en estrategias junto con las familias y poder así encontrar soluciones.
En nuestro estudio, se pesaron y midieron alrededor de 1.200 niños y niñas de 0 meses a 2 años de edad, y se observó lo siguiente:
Alta prevalencia de niños y niñas con talla baja (15,8% - T/E < -2DE); Prevalencia elevada en la proporción de niñas y niños con obesidad (15,9% - P/T > 2DE);
Baja prevalencia de niños y niñas con desnutrición global (2,9% - P/E < -2DE) y desnutrición aguda (1,6% - P/T < –2DE). Elevada pevalencia de anemia nutricional Baja prevalencia de desnutrición global Observar e interpretar el peso según la edad y el sexo de los niños resulta un indicador de crecimiento y de estado nutricional global. Este indicador es el que más tempranamente resulta afectado ante cualquier cambio en el peso de los más pequeños. Los niños que presentan desnutrición global son, entonces, los que tienen un bajo peso para su edad y sexo.Según las tablas de referencia de crecimiento de la OMS, en nuestro estudio se observó una desnutrición global del 2,9%. Estas prevalencias se encuentran algo por encima de lo esperado estadísticamente (2,3%) para una población normal; sin embargo, no representan un problema nutricional prevalente desde el punto de vista de la salud pública. Talla baja como problemática prevalente La talla baja refleja un proceso en el cual el niño no alcanza el potencial de crecimiento en estatura según su edad y sexo. Esta situación expresa condiciones deficientes de salud y nutrición desde la vida intrauterina.El retraso del crecimiento en talla se asocia, en grupos de población, con problemas de aprendizaje. A su vez, en este grupo de niños se observa más frecuencia de anemia, lo que limitan su desarrollo psicosocial.Los niños evaluados por Uniéndonos, presentaron talla baja, (es decir que no alcanzan la estatura correspondiente a su edad y sexo) en un 15,8%. Para realizar un análisis de la situación de estos niños con talla baja, es necesario considerar las condiciones en las que transcurren sus vidas. La falta de acceso de muchos hogares al agua potable, y la falta de eliminación segura de excretas y basura, son causas de infecciones a repetición. El descuido y la negligencia en la atención de niños y niñas pequeños, impactan en el crecimiento infantil. Cada vez se conoce más acerca del efecto negativo que las carencias afectivas y el estrés producen en la talla alcanzada. El desempleo y la pobreza. (la falta de dinero en efectivo) son causas comprobadas de depresión en la familia, y la depresión materna es la causa individual más común de descuido e incluso de maltrato infantiles (Fendrich et.al., 1990). Otros factores que también se asocian con la baja talla son: lactancia materna breve, introducción precoz de alimentos complementarios, consumo de una dieta monótona, falta de disponibilidad familiar de alimentos, no solo en cantidad sino especialmente de calidad, entre otros. Estas familias se beneficiarían con el apoyo de redes comunitarias, que hicieran efectivo el entorno protector al que alude la ley de protección integral.En nuestro estudio, los niños provenientes de hogares indigentes, presentan una menor estatura (18,2%), comparados con los niños de hogares no pobres (14%). La obesidad como problemática en ascenso La obesidad es uno de los problemas de salud más comunes en niños, y su tendencia en aumento ha sido documentada en varios países en el mundo. Esta situación identifica a los factores culturales y ambientales, relacionados con el sedentarismo y la mala calidad de la alimentación cotidiana característicos de las sociedades modernas como potentes determinantes, los que, en parte, explicarían este incremento. En nuestro estudio observamos una prevalencia de obesidad del 15,9%. Los niños provenientes de hogares indigentes son más obesos con respecto a los niños de hogares no pobres, con prevalencias del 17,8% y el 14%, respectivamente. Este es el primer estudio en la provincia de Buenos Aires donde la obesidad alcanza y supera el retardo del crecimiento en talla. Pudimos detectar que las madres evalúan el estado de salud de su hijo teniendo en cuenta una medida básica: el peso. Para ellas, cuando el niño “aumenta” o “está gordito” significa que está saludable. No consideran la posibilidad de que, aunque su hijo tenga un peso “normal” o elevado, esté mal alimentado o tenga algún problema asociado con la alimentación, como muestra el siguiente testimonio: “Sí, me habían dicho que él tenía…, le habían hecho un análisis y me habían dicho que estaba anémico... dijo que puede ser bajo peso, me dijo la doctora, pero yo le digo “está bajo peso pero esta gordo” Bah, yo lo veo que come... y en la libreta, la última vez estaba de 11 kilos, para mí estaba bien de peso, pero la doctora me dice que la otra pediatra dijo que comía mucho, y esta me dice que le dé más, que le dé fruta a la tarde, y frutas no las come” La obesidad o el sobrepeso, son factores que han adquirido gran relevancia epidemiológica en la actualidad. Sin embargo, no son temas que las madres conozcan, o sobre los cuales el médico converse con ellas. Algo similar les ocurre a las mujeres durante el embarazo, pues muchas relataron cómo aumentaron de peso comiendo “el doble”, para alimentar a su hijo: “¡Comía y comía! Comía tres veces al día... porque yo quería que ella nazca bien, viste, que nazca gorda, y ¡no era nada que ver! Porque ella se alimenta a través de las células, algo así entendí... ¡Y después me quería matar, porque yo comía por dos, no por una! “ Baja prevalencia de desnutrición aguda Según los resultados obtenidos en el presente estudio, el 1,6% de los niños estudiados presentaron desnutrición aguda o emaciación. Si bien este porcentaje no representa un problema desde el punto de vista de la salud pública, existen algunos casos individuales que habrá que asistir y atender correctamente. Compartiamos algunas estrategias propuestas para mejorar el estado nutricional Muchos problemas nutricionales comienzan desde el embarazo, por lo tanto para cuidar la nutrición del niño hay que cuidar la alimentación y nutrición de la embarazada. Una forma es asegurando que todas las embarazadas realicen los controles adecuados para su embarazo y reciban hierro y ácido fólico según normativas. Promover la lactancia materna (en forma exclusiva los primeros 6 meses de vida y luego acompañada de alimentación complementaria adecuada desde los 6 meses hasta los 2 años o más). La lactancia materna es la forma óptima de alimentación infantil, previene la obesidad y la anemia, brinda los nutrientes necesarios para un buen crecimiento y desarrollo. Alimentación complementaria oportuna y adecuada, los niños pequeños necesitan alimentos con buena densidad de nutrientes y de buena calidad. Nos referimos a alimentos de origen animal que deberían ser consumidos diariamente (especialmente carnes o derivados, que aportan hierro, zinc y vitamina B12, a su vez proteínas de alto valor biológico, retinol, mejoran la absorción del hierro de los vegetales). También promover el uso de alimentos fortificados y apoyar que las madres les den a sus niños pequeños (entre los 6 y los 12 meses) suplementos de hierro medicamentoso. Incluir a la nutrición como un indicador saludable para trabajar con los niños y familias desde edades muy tempranas desde la escuela u otras instituciones barriales. Revalorizar los alimentos más saludables como frutas, verduras, carnes, el uso de agua como bebida (no utilizar jugos azucarados, jugos artificiales o gaseosas). Desaconsejar los productos de copetín (palitos, papas fritas, etc), que son introducidos tempranamente en la dieta infantil y también las golosinas. Promover el uso de tazas y vasos y no biberones para dar alimentos o bebidas a los niños a partir de los 6 meses de edad. Promover el momento de la comida como un espacio de encuentro familiar y con el televisor apagado. Existe una fuerte asociación entre horas frente al televisor y obesidad, además la televisión interfiere en la interacción de la familia durante el momento de la alimentación. El acceso al agua segura por parte de la población infantil es uno de los factores más importantes para la prevención de las infecciones a repetición mejorando también el estado nutricional. El acceso a la atención de la salud también está relacionado con el nivel nutricional alcanzado por los niños y las embarazadas. La participación de las familias en la búsqueda de alternativas nutricionales, para el mejoramiento de su alimentación, respetando sus pautas culturales, aumentando el valor nutritivo de lo que se le ofrece a los niños y niñas, también es una estrategia a llevar a cabo desde las diversas instituciones barriales. Destacar la necesidad de la participación de instituciones y familias en los programas alimentarios que deben ajustar sus aportes a los perfiles nutricionales detallados previamente. Promover en los lugares donde sea posible, la creación de huertas y cría de animales para la sustentación, y también estrategias comunitarias (como por ejemplo: “la mejor compra”) para obtener alimentos a un costo accesible para las familias. La educación alimentario nutricional es una estrategia a largo plazo pero de alta efectividad, que puede ser realizada por diversos actores sociales, escuela, equipo de salud y diversas ONGs. <+>