“Denunciar el mundo"

"Ante tanta crueldad con víctimas sin poder de autorepresentación y que se desarrollan en estado de indefensión, trabajar por y con ellas significa denunciar el mundo” (Eduardo Bustelo Graffigna )

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Que los que se salven hoy, morirán mañana pues no tienen fuerza siquiera para abrir sus ojitos
Que millones gimen de dolor lesionados y quemados por la guerra
Que se les niega hasta la medicina básica para calmar su dolor
Que son violados, ultrajados, mutilados sistemáticamente


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jueves, 17 de enero de 2008

Crecen el maltrato físico y emocional y el abuso sexual contra los chicos


En los últimos cinco años se registran entre un 25% y un 39% más de denuncias en diversas instituciones.
Niñas y niños casi moribundos con un traumatismo de cráneo gravísimo que deriva en la muerte o les provoca secuelas de por vida. Chicos con hematomas o con quemaduras de cigarrillos. Chiquitos a quienes alguien tocó en sus partes íntimas. O a quienes violaron sistemáticamente. Pacientes con estos sufrimientos llegan todos los días a los hospitales, fiscalías, organismos no gubernamentales y defensorías de menores del país. Lo alarmante es que cada año llegan más.Eso reflejan los datos de los Red Comunitaria de Prevención y Asistencia en Maltrato Infantil del partido bonaerense de Malvinas Argentinas, que articula el trabajo de 3.000 profesionales que asisten a la niñez. Allí, desde mayo de 2003 a la fecha, se presentaron 5.768 pacientes pediátricos con algún síntoma de violencia. Y el ingreso de casos creció un 39 % en los últimos cuatro años.La misma tendencia revelan los registros del Comité de Niños en Riesgo del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de la Capital Federal, un comité académico y de supervisión que funciona desde hace 25 años. De acuerdo a su coordinador, el médico pediatra Jorge Brieva, entre 2002 y 2007 aumentó un 25 % la cantidad de chicos que entraron por las puertas del hospital habiendo sufrido desde lesiones leves como quemaduras hasta otros que estaban al borde de la muerte. O niños que sufrieron lo que los expertos llaman “un disparo en el alma” porque abusaron de ellos sexualmente. “Cada mes recibimos entre 12 y 16 casos de alguna forma genérica de maltrato, violencia o abuso", detalló Brieva.
La misma orientación se observa en los registros del servicio de la Unidad de Violencia Familiar del Hospital General de Niños Pedro de Elizalde (ex Casa Cuna), que funciona desde hace 19 años y que recibe el 60 % de las consultas de abuso sexual infantil de la Capital. Allí atienden por mes a 30 nenas y nenes que sufren maltrato físico, maltrato por negligencia, maltrato emocional y/o abuso sexual. “No me cabe duda de que en el concierto de los hospitales hay mucha demanda y que puede haber un 25 % más que la que había en 2002″, esgrimió Norberto Garrote, jefe de la Unidad de Violencia Familiar del Hospital Pedro de Elizalde y coordinador de la Red de Asistencia a la Violencia del Ministerio de Salud del Gobierno porteño.
Hasta hace unas décadas, los castigos físicos y psicológicos hacia los chicos estaban socialmente admitidos. Del abuso sexual infantil nadie hablaba; era un tema tabú y las familias cerraban los ojos a cualquier tenue insinuación relacionada con la problemática. “A fines del siglo XIX y principios del XX el castigo físico de los niños por parte de los docentes era rutinario. Hoy en día es intolerable. El derecho de los padres a castigar física y emocionalmente a sus hijos como forma de educación también era una forma tolerada. Hoy es limitado. Porque alguien sea el padre no puede hacer con el hijo lo que quiera", enfatiza Brieva.
Otro de los factores que alumbra nuevos casos es la mayor capacidad de detección de los profesionales. Otro, la mayor divulgación de la problemática. “Como hay difusión, muchos chicos se animan más a denunciar lo que les pasa. Nadie puede ejercer su derecho si no conoce que lo tiene", explica el defensor de menores Marcelo Jalil.
Otra de las causas es el aumento de la violencia en las sociedades modernas. “Vivimos en un país subdesarrollado donde nunca podremos concretar ciertos sueños. Algunas personas toleran esa frustración. Otras la resuelven de forma violenta”, opina el psiquiatra Marcelo Baranda, médico del Hospital Municipal José Borda y director de Salud Mental de Malvinas Argentinas.
En la Justicia explican que la promulgación en 1995 de la Ley 24.417 de Violencia Familiar y la Ley 26.061 sobre Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de 2005 favoreció el aumento de la aparición de casos a través de las denuncias judiciales.

por Pilar Ferreyra
Fuente: Boletin Argentino